En el momento del nacimiento, la laringe tiene un tamaño aproximado de un tercio de la laringe de una mujer adulta, los pliegues vocales miden aproximadamente 4.5 a 5 milímetros, estando constituidos, la mitad por las apófisis vocales de los aritenoides y la otra mitad por la porción músculomembranosa . A los dos meses de vida se adquiere ya una tesitura de cinco semitonos, con un uso privilegiado de figuras melódicas, tales como, los glissandos hacia el agudo.
De los tres a los nueve meses, el niño juega con su aparato vocal y hacia el final de esta edad comienza a imitar y a reproducir ritmos y melodías. A los siete meses, la tesitura alcanza un poco menos de una octava, hay más riqueza en cambios tonales, se pueden producir sonidos fuertes y prolongados. El descenso de la laringe, que ocurre entre el nacimiento y la edad de dos años, permite una ganancia en tonos graves.
A esta edad, es muy importante el desarrollo del lenguaje, esto impone a la voz, variaciones en el tono y la frecuencia.
Hacia los tres años la frecuencia fundamental se estabiliza alrededor de los 318 Hz. En esta edad el niño utiliza el grito, hace esfuerzo vocal, y su voz de niño, está muy influenciada por su temperamento; una voz débil muestra a un niño tímido y una voz fuerte muestra a un niño despierto e inquieto.
La constitución de la voz depende ciertamente de la anatomía de la laringe y de los resonadores pero, el medio no solamente lingüístico sino vocal, tiene una importancia fundamental. También existen otros factores que vale la pena mencionar como son: los hereditarios, los genéticos, los de temperamento y personalidad.
Con el crecimiento y el dominio progresivo del soplo, se produce una ganancia en intensidad y en estabilidad de la producción sonora, que va a beneficiar la voz cantada, además del alargamiento progresivo de la laringe.
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