Un diálogo es una conversación entre dos o más personas que exponen sus ideas y comentarios de
forma alternativa, mientras que una conversación es una sucesión de turnos de habla que se produce al conversar dos o más personas.
“Diálogo” y “conversación” son dos términos que suelen emplearse como sinónimos, incluso, a
veces, pueden ser intercambiables; esto es debido a que ambos son intercomunicaciones
orales, responden a necesidades sociales, están reguladas (hay libertad en el uso de la
palabra, se da alternancia en las intervenciones, los turnos y su duración no están
regulados); sin embargo, conviene señalar que el diálogo es conversación, pero la
conversación no siempre es diálogo y que existen diferencias entre ambos:
→ En el diálogo todos los participantes deben hablar, hacer sus aportaciones al asunto
tratado; se considera descortés no participar y la participación debe contribuir a construir
un mundo de conocimientos comunes. Si se incumple esta premisa se cae en lo que
denominamos “diálogo de sordos”. La conversación admite la participación desigual, incluso
el silencio.
→ Los turnos en el diálogo se rigen en función de lo ya dicho y se trata de argumentar con
orden y siempre con vinculación al asunto tratado. En la conversación no siempre se aportan
contenidos nuevos, no es necesaria la progresión temática, incluso, con frecuencia, no está
claro el asunto tratado y se salta de uno a otro sin orden.
→ En el diálogo se busca el acuerdo respecto al tema tratado. En la conversación no hay una
meta concreta, aunque cada participante puede tener sus finalidades.
→ El diálogo es un discurso más cerrado ya que debe buscar la unidad de tema y el consenso.
La conversación tiene una estructura abierta, avanza por la suma de las intervenciones,
independientemente de los argumentos que se expliciten.
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