El kabuki es un género dramático originado en el Japón del siglo XVII, donde se representaban desde situaciones de la vida cotidiana, hasta dramas, romance e incluso denuncia social. Debido a su origen como danza tradicional, hace que muchas obras no tengan diálogo y se sustenten en la expresión corporal plenamente. Los teatros donde se representaban solían alargar el teatro con pasarelas (Hanamachi= Camino de flores), permitiendo mucha más acción y movimiento a los actores para enfatizar ciertos momentos y mantener al público más cercano y espectante. Se sustentan bastante en la música tradicional japonesa, destacando las melodías de shamisen (instrumento de cuerda típico japonés).
Hay tres géneros de kabuki que se sigan representando en la actualidad:
• Jidaimono- Obra histórica
• Seuramono- Domestica
• Shosagoto- Piezas de danza
Una curiosidad es que los cambios de escena se hacen durante la propia escena. Los encargados de llevarlo a cabo son los Kuroko, hombres vestidos de negro que debido al fondo oscuro pasan desapercibidos para el público, centrado en la acción.
El maquillaje o kesho es uno de los elementos más característicos, constando de dos partes, el Oshinoi o polvo de arroz con el que dan a la cara un color blanco uniforme y el Kumadori, el maquillaje rojo, azul, marrón y blanco utilizado para resaltar o exagerar las líneas faciales y caracterizar a los diferentes personajes. El rojo se utiliza para representar a alguien fuerte y con un gran sentido de la justicia, mientras que el color azul se utiliza para maquillar a los villanos. El marrón por el contrario es utilizado sólo para los seres sobrenaturales y el blanco, además de ser la base de los diferentes maquillajes, se utiliza para destacar a los personajes tranquilos y sabios.
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