El teatro, partiendo de su origen griego theatrón se define como el “espacio para la contemplación”. Así, se entenderá como el edificio donde se contemplan obras teatrales. Y las obras teatrales serán aquellos textos que estén redactados de tal forma para ser representados (actuados). Toda práctica teatral irá compuesta de tres partes: el texto (lo que se dice), la actuación (quién lo dice), y la dirección (cómo se dice).
Hay muchas técnicas actorales. Las más conocidas son el método de Stanislavski y el método de Mamet. Bajo mi punto de vista, el primer método si bien es muy eficaz es algo falso. Te sirves de tus propios recuerdos de situaciones en las que hayas sentido algo semejante para posteriormemente utilizarlos en la interpretación.
El método Mamet está más relacionado con la escucha de tu compañero. Es mucho más físico y más agradecido a la hora de la puesta en escena. Parte de la base de que actues lo que sientas en ese instante y lo que realmente te pida el cuerpo. Es una reacción mucho más física que en el método, que se centra más en tu propio interior que en el compañero.
Por poner un ejemplo real, un actor del método (En este caso concreto Dustin Hoffman) prepararía un papel de alguien a quien han dado una paliza contratando a alguien para que le de una paliza y que en escena pueda volver a ello y recordarlo. En el caso de Mamet es mucho más sencillo. Debes identificar que que lo que le sucede a tu personaje en ese instante y como lo traducirías tú como actor, no como personaje. Volviendo al caso de la paliza, imaginemos que recibida por tratar de convencer a alguien de algo, cada uno de nosotros tendrá un modo diferente de hacerlo. Puedes tratar de convenceer a alguien logrando que escuche un consejo, pidiéndole que te haga un favor... Y esto se traducirá en algo físico.
Su compañero deberá responder en ese momento concreto, no como lo han ensayado. La misma obra de teatro no puede salir dos veces igual en días diferentes porque nosotros de un día a otro cambiamos, motivo por el cual es tan útil. No tendría mucho sentido que en una discusión en la que dos personajes se están gritando por guión y por lo que sea uno de los actores rompe a llorar en ella, el otro actúe exactamente del mismo modo que cuando le gritaba enfadado.
El método Mamet tiene un ejercicio de escucha tremendamente útil a la hora de comenzar a ver al otro en lugar de centrarte en ti mismo. Consiste en poner a dos personas en sillas, una delante de la otra. Cada una debe decir algo de la otra persona y repetir lo que ella ha dicho:
A: Mueve el pie izquierdo. B: Muevo el pie izquierdo. Te tocas el pelo. A: Me toco el pelo. Parpadeas mucho. B: Parpaedo mucho. Te muerdes el labio.
Y así sucesivamente. Sirve para ser consciente de tus actos pero sobre todo de poner toda tu atención en el otro. Después de hacer este ejercicio varias veces, por experiencia propia, se pasa a un nivel mucho más profundo, pues en lugar de decir “Te tocas el pelo” deduces el porqué de ese comportamiento “Estás nervioso”, algo que realmente aplicas en escena.
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