La
orquesta sinfónica es una agrupación masiva de numerosas familias
musicales sobre un escenario interpretando una misma obra, que llega
a sumar en ocasiones hasta 80 personas en escena.
Se
considera su que su nacimiento y desarrollo nacieron con la figura de
Haydn y Mozart, que fijaron la distribución estándar de disposición
de las diferentes familias instrumentales, aunque otros grandes
compositores como Beethoven o Wagner llegaron a alterarla para
conseguir un impacto determinado en sus obras.
Así,
el compositor en un inicio cumplía con la figura del director de la
orquesta, y no sería hasta principios del s.XIX cuando se
estandarizaría, siendo quien adapta las obras para mantener su idea
inicial mas dando cupo a la subjetividad del propio director para
poder realzar aquellos atributos de la misma que considere oportunos,
llegando a haber arreglos de dirección muy diferenciados para la
misma obra.
Viento
madera: 1 flautín, 2 flautas, 2 oboes, 1 corno inglés, 2 clarinetes
y 2 fagots. Ocasionales 1 clarinete bajo o 1 contrafagot y saxofones
Viento
metal: de 2 a 5 trompetas, de 2 a 6 trompas, 2 o 3 trombones tenores
y 1 o 2 bajos. Ocasionalmente, 1 tuba.
Percusión:
Timbales, caja, vibráfonos, xilófonos, baterías...
Cuerdas:
40 violines, de 8 a 12 violas o más, de 8 a 12 chelos o más y de 5
a 8 contrabajos o más. Ocasionalmente también se incluyen arpa y
piano.
El
inicio de una obra sinfónica comienza por la afinación. El orden
tradicional es el siguiente:
·El
oboe comienza emitiendo un La.
·El
concertino, o primer violín afinará su segunda cuerda.
·A
partir de este La, el resto de cuerdas afinarán la cuerda que
corresponda a esta nota.
·Una
vez finalicen, el oboe dará el La para viento-madera, viento-metal y
finalmente-percusión.
·Finalmente,
las cuerdas afinan el resto de cuerdas restantes.
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